Todo vuelve a la normalidad: el mercado inmobiliario y la industria del golf

Tras el último artículo publicado por Sarah Max en el New York Times, parece que desde el otro lado del Atlántico las aguas vuelven a tomar su cauce respecto a la relación que existe entre el mercado inmobiliario y la industria del golf. Según el estudio de este gigante mediático, «los inversores están comprando campos de golf con problemas, cambiando su estructura empresarial». Muy buenas noticias, aunque está claro que está sucediendo en Estados Unidos, país que ha registrado un total de 157 cierres y 14 aperturas de campos de golf en 2013, según la NGF (National Golf Foundation).

¿Estamos ante un punto de inflexión? Como casi todo lo que pasa en el mercado norteamericano se exporta al viejo continente, espero sinceramente que así sea. Sobre todo, en la línea del argumento de Sarah Max, en el que narra la voracidad sanguinaria de la bulimia financiera de hace 15 años en torno a la gestión de activos de golf con intereses inmobiliarios.

Sarah, hace una reflexión muy interesante en su estudio. Estos nuevos inversores, con renombre internacional como «Concert Golf Partners», «Golf Heritage Group» o «Club Corp Holdings» gestionados por la firma de capital privado KSL Partners, han conseguido empezar a comprar campos de golf desde 2012, alcanzando un total de 109 campos de golf en 23 estados y México, con un valor total de 18,63 euros el pasado jueves en sus acciones.

La pregunta que nos hacemos es entonces ¿un campo de golf genera beneficios? . Por lo que estamos viendo la respuesta es afirmativa, pero lo interesante de todo este análisis es lo siguiente: ¿Qué cambios en su estructura han tenido que hacer para llegar a dar números positivos? Estoy seguro de que KSL Partners no ha dejado en manos de cualquier gestor una inversión tan arriesgada como acumular una cartera de 109 campos de golf.

Desde mi punto de vista los cambios que se han visto obligados a realizar son:

Contratación de equipos profesionales para gestionar sus campos.
Generación de valor a partir de activos de golf.
Unidades de negocio autónomas bajo una estructura horizontal.
Seguimiento de un “Plan Maestro” de 5 años. En las secciones de inversión y ventas.
Inversión en calidad de producto y servicio en sus instalaciones.
Desconexión del producto inmobiliario con el campo de golf.
Generación de tráfico y masa social en los campos que gestionan.
Desglose y plan estratégico de todos los segmentos de venta de sus activos
Posicionamiento de marca como gerente de campo
Plan de marketing enfocado a la industria del Deporte y Ocio.

En definitiva, algo tan sencillo como generar valor desde el campo sin asociarlo a la construcción y venta masiva de propiedades. Si conseguimos que cada elemento adquiera valor y autonomía económica, las sinergias generadas desarrollarán un producto con trayectoria de medio a largo plazo.

¿Y tú qué crees? ¿Esta tendencia llegará a la vieja Europa continental? Te recomiendo leer el artículo de Sarah Max en este enlace.